CULTURALES

 Superman renace: el Hombre de Acero reconquista a la cultura friki

Con una mirada fresca, inclusiva y nostálgica, el Superman de 2025 arrasa las críticas y reactiva el fervor geek por los superhéroes

La dirección de James Gunn reconfiguró exitosamente el rostro Superman y generó una avalancha de reacciones en el fandom friki. Entre referencias a los cómics clásicos, cameos y una nueva sensibilidad narrativa, logró emocionar a la vieja y nueva generación geek.
Pinterest: Superman y Krypto

Por: Arielle Victoria

Con una calificación inicial del 84% en Rotten Tomatoes, Superman se ha convertido en uno de los estrenos más esperados y mejor recibidos del universo DC en la última década. David Corenswet fue aclamado por su interpretar al hombre de acero desde su lado más humano y vulnerable, generando un tsunami de memes, fanarts y profundos análisis de los frikis digitales.


Entrevista de Punto y Coma a Diego Ponce

Según Diego Ponce, cineasta especializado en cultura pop y fan, el filme “no solo honra el legado de Christopher Reeve, sino que incorpora los debates actuales de diversidad, poder y humanidad con una sutileza realista e imperceptible”. Y en efecto, este Superman ya no se presenta como un dios indestructible, sino como un héroe que duda, siente y se reconstruye. La expectativa era altísima: los fans llevaban meses especulando en redes sobre la posibilidad de una redención para el universo DC. El día del estreno, en varias salas de Quito y Guayaquil, decenas de asistentes llegaron disfrazados con capas, camisetas retro y hasta escudos impresos en 3D. Fue un reencuentro colectivo con el personaje que, sin importar las circunstancias, motivó a miles a mantener la mirada en el cielo. 

El sociólogo friki Juan Vaca, en una entrevista exclusiva para Punto y Coma, explicó que la añoranza por esta nueva entrega responde a una necesidad generacional. “El geek ya no es un marginado; es un consumidor clave en la industria cultural global. Y Superman es su tótem: se reescribe con cada era, con cada trauma colectivo”, señaló. Para Vaca, la película funciona también como una forma de terapia compartida: un espejo donde quienes crecieron sintiéndose fuera de lugar pueden encontrar dignidad y poder. “Esta peli no solo es para fans del cómic. Es para quienes se han sentido raros toda la vida y quieren ver a alguien raro salvar el mundo”, dijo entre risas. Su análisis propone entender el éxito de Superman 2025 no solo como un fenómeno cinematográfico, sino como un acto simbólico de reparación cultural.

Foto: Cortesía de Andrés Amores

Finalmente, conversamos con Vicente Castañeda, ilustrador de cómics y activista de la cultura geek, quien asegura que “Superman 2025 no es solo una película. Es una carta de amor a quienes crecimos dibujando capas en los cuadernos. Y eso, aunque suene cursi, se agradece profundamente”. Castañeda, quien lleva años trabajando con personajes de ficción en la escena independiente ecuatoriana, también destaca el impacto visual de la cinta. “La paleta de colores, el diseño del nuevo traje y la forma en que se encuadra el vuelo... es poesía para los ojos de un fan. Por fin sentimos que alguien nos tomó en serio”, afirma. Para él, esta versión de Superman no solo vuela, sino que vuelve a elevarnos como comunidad imaginativa.


GALERÍA DE FANARTS


                          Christopher Reeve  mirando Superman


                                     "Superboy" Fanart  hecho por: Redbear UK



                                     "DC Pide" Fanart hecho por: Jon Kent
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Quito suena más fuerte: el auge de bandas alternativas reconfigura la escena

Entre riffs distorsionados la nueva generación de artistas quiteños toma los escenarios para hacer del emo y metal una forma de resistencia emocional.

Los márgenes se han vuelto el centro. En sótanos, casas ocupadas, ferias autogestionadas y bares independientes, nuevos proyectos musicales están encendiendo una escena alternativa que mezcla metal experimental y emo visceral en Quito. Más allá del género, los une una misma urgencia: gritar lo que muchos callan y bailar con rabia en tiempos inciertos.

Foto: Cortesía Bitter Velvet - Unleashed Fears


Por: Arielle Victoria

Uno de esos gritos viene desde las cuerdas abrasadas de Bitter Velvet, una banda de metal formada por personas disidentes y neurodivergentes. Su guitarrista, conocido como Hozu Rusher, lo dice sin rodeos: “Muchos creen que el metal es solo destrucción, algo satánico o depresivo. Pero para nosotres, es un espacio donde hablar libremente del amor, del abandono, del dolor y de la fuerza que queda después de romperse”. Su nueva canción, Whispers of You, es un grito íntimo tras una ruptura: habla de esa sensación de estar muriendo por dentro, de que el silencio del otro pesa más que el ruido, pero también de cómo, al final, sobrevives. “Es una canción que nace del desgarro, pero no se queda ahí. Queremos mostrar que incluso cuando todo duele, hay algo que te empuja a seguir, a hacerte más fuerte, a volver a amar de otra forma”, dice.
Entrevista de Punto y Coma a Hozu Rusher de Bitter Velvet

ESCUCHA LA CANCIÓN AQUÍ


Foto: Cortesía Poncho LP

En esta misma constelación de sonidos crudos y vulnerables aparece Poncho, una banda de emo y skamz existencialista nacida entre supletorios, conciertos barriales y chats compartidos. Locro, su vocalista,  en una entrevista para Punto y Coma lo resume así: “Queremos crear una estética y una atmósfera que suene a Ecuador. No solo hacer indie, sino un género propio. El público es el que también hace al artista”. Con integrantes de entre 15 y 17 años, la banda está por representar al país en el festival emo latinoamericano del Movimiento Circular de los Árboles, en Perú. “Es algo increíble. Nos ilusiona poder mostrar lo que se está haciendo desde acá”, dice. 


Durante los últimos dos años, un enjambre de nuevas bandas ha emergido con una energía que recuerda al underground de los noventa, pero con códigos actuales, digitales, disidentes. Según el crítico musical Juan Pablo Guerrero, “estas bandas están ocupando el vacío simbólico que dejó la pandemia. El pogo volvió, pero ahora es más queer, más decolonial. No es solo música, es catarsis colectiva”.

 El sociólogo Francisco Hidalgo Flor, docente de la Universidad Central, analiza el fenómeno como una respuesta a un modelo cultural asfixiante. “Estas propuestas resignifican la música como acción colectiva. Son hijos del desempleo, la ansiedad climática y el caos urbano. No buscan entrar a la industria: buscan crear otra. En ese sentido, son profundamente políticas”. Pero también, dice, son profundamente íntimas. En un mundo donde los sentimientos fuertes —como sufrir por amor, sentir abandono, rabia o desesperanza— siguen siendo vistos como exagerados o débiles, el metal y sus variantes ofrecen un refugio. “El grito es lenguaje, el ruido es emoción. Estas bandas permiten decir lo que no cabe en una balada o en una conversación educada. Canalizan lo inaceptable: el llanto intenso, la pérdida, el deseo de desaparecer y también la voluntad de seguir. Eso las vuelve necesarias, no solo como propuesta musical, sino como afirmación emocional de existencia”, concluye.

GALERÍA

                                 Portada de Poncho

                           Portada de Bitter Velvet "Born to be young"




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